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Historia
Sentromá es una casa señorial de fachada neogótica con partes góticas i románicas, asentada sobre una villa romana, que se remonta al año 50 a.C.
La villa fue descubierta por su propietario Don Epifanio de Fortuny i Salazar, Barón de Esponellá, en el año 1934. Desde entonces y hasta su muerte, en el año 1989, realizó y financió de manera ininterrumpida las campañas de excavaciones del yacimiento. Por tanto, y a través de los restos cerámicos hallados, se puede determinar sin ningún género de dudas, que la casa ha sido habitada durante 2.000 años.
HISTORIA DE LA CASA
En el año 801, el hijo del emperador Carlomagno llega con un numeroso ejército a las cimas de Montgat y Tiana para conquistar Barcelona, en poder de los musulmanes.
Dice la leyenda que en esta zona se libró una cruenta batalla que dio la victoria a los ejércitos Cristianos. Era costumbre entre las tropas francas levantar en los extremos del campo de batalla dos altares i posteriormente ermitas. Una la dedicaron a Sant Martí de Montgat, y la otra a Sant Romá en Tiana. Es probable que este sea el origen de dichas capillas. Alrededor de la capilla de Sant Romá se edifica una masía sobre las ruinas romanas y los propietarios de la casa adoptan el nombre de la capilla.
Los documentos más antiguos que hablan de Sentromá se remontan al año 1065.
La familia Sentromá supo aprovechar el momento de penurias que sufría Catalunya en el siglo XV para desarrollar una fuerte actividad agrícola que no solo permitió hacer una nueva fachada y torre de defensa, sino que también amplió la casa con estancias suntuosas y construyó una nueva capilla (la actual) con un retablo de Rafael Vergós, dedicado a explicar la vida de Sant Romá.
En 1816 en Mataró, la última pubilla Sentromá se casa con Don Epifanio de Fortuny y Van Oosteron. La Casa Sentromá pasa al apellido Fortuny. El hijo de la pareja, al contraer matrimonio con Doña Bernarda de Carpi, pasa a ostentar el título de Barón de Esponellá.
A finales del siglo XIX y por una serie de hechos fortuitos, los propietarios comienzan a pasar largas estancias en Can Sentromá y la finca retoma los buenos tiempos de organización de fiestas . Los Barones de Esponellá son grandes protectores de la cultura y las artes, y en la casa acogen grandes literatos y artistas, como Lola Anglada , Isaac Albéniz y muchos escritores de la época, ya que el Barón, Carlos de Fortuny i Miralles, era novelista. Es él quien trae a la finca las esculturas de Roig i Solé, el mobiliario isabelino o de estilo Luis XIV, y dignifica la casa con grandes recepciones.
Su hijo Epifanio de Fortuny i de Salazar (1898-1989), dedicó una gran parte de su vida a Sentromá. Él trajo a la finca el archivo que desde 1814 agrupaba los documentos de sus familias: Sentromá, Guardia, Carles, Berart y Fortuny. También fue él quien inició las excavaciones de la villa romana con la colaboración del profesor Serra Rafols. Con Serra creó la escuela de arqueología de Sentromá, por la que pasaron hasta ochenta colaboradores.
En 1959 se inauguró su biblioteca y en 1967 su pequeño museo, donde se exponen las piezas halladas en las excavaciones. Fue petición suya que 1975 se declarara Sentromá Conjunto Histórico artístico de interés nacional.